HAITI: ¿Qué ayuda necesitan de nosotros los niños y niñas de Haití?
Por Matilde Luna.
La población haitiana es una población joven. El censo del año 2003 revela que más de la mitad de la población tiene menos de 21 años y la mitad son mujeres. Información actual del Banco Mundial proyecta en casi 10.000.000 los ciudadanos haitianos. Entre ellos, la presencia de niños, niñas y adolescentes es muy significativa.
Este país comparte con su región una rica cultura, mixtura de diversas descendencias, además de tener un idioma que le es propio y único, el creole. Como el resto de los países de América Latina y el Caribe, Haití es territorio de historias de resistencia, lucha por la emancipación y la libertad de sus habitantes. Es bien conocida la historia de las tempranas luchas por la libertad de su pueblo, frente a la esclavitud y el colonialismo. El paso del tiempo encuentra hoy un contraste muy marcado con su historia libertaria: el encierro y la falta del goce de la libertad es una realidad que aqueja a decenas de miles de niños y niñas haitianos.
Los niños institucionalizados2 en este país son 30.000, estimándose su población total infanto juvenil en 5.000.000. Para establecer una comparación con otros países de la región, indicamos que en Guatemala se encuentran en las instituciones 5600 niños y niñas, en Perú 3982 y en Paraguay 5000 niños y niñas 3. Esto indica para Haití una tasa de 600 niños institucionalizados por cada 100.000 niños y niñas que habitan el país, mientras que en Perú, esa tasa asciende a 38, en Guatemala a 84, y en Paraguay es de 183 niños y niñas institucionalizados por cada 100.000 niños y niñas del conjunto poblacional. Es decir, en Haití llega a ser en promedio seis veces mayor la cantidad de niños institucionalizados cada 100.000 niños menores de 18 años 4.
¿Por qué hablamos de encierro y privación de libertad? Hemos observado que la regla generalizada es la convivencia “puertas adentro y a tiempo completo” de los niños en los allí llamados orfanatos. Toda su vida transcurre muros, rejas y puertas adentro: escuela, asistencia a su salud (en el caso en el que cuenten con estos “beneficios”), alimentación, todo transcurre en ese espacio de aislamiento. Los niños no tienen otra opción, no han elegido estar allí. Además, según manifestaciones de sus cuidadores “los niños quieren volver con sus familias” 5 .
El terremoto de hace dos años no explica por sí mismo esta práctica generalizada de encierro. Razones culturales, políticas y económicas dan base y justificación a esta realidad que fue construida en las últimas décadas. La falta de información estadística nos impide dimensionar las causas de ingreso. Aún así, los testimonios de las personas a cargo de las instituciones nos permiten inferir que la mayor causa de ingreso, aunque ilegítima a la luz de los derechos humanos, es la pobreza. Se estima que la mayoría de los niños incluidos en los orfanatos cuentan con familias en situación de sobrevivencia que no pueden satisfacer las necesidades básicas de sus niños, y ven en el orfanato un recurso para la crianza de sus hijos e hijas. Un testimonio indica esta realidad “…hay situaciones en las que los padres les hacen mentir a sus niños para que los dejen estar en los orfanatos, les hacen decir que no tienen padres ni familiar alguno así los dejan entrar”. La “ayuda” internacional se dirige directamente al establecimiento y manutención de los orfanatos. Si bien existen leyes regulatorias, los mismos se fundan por la iniciativa privada internacional y alojan con su sola decisión a los niños, sin ser requisito la regulación del ingreso por parte del Estado.
¿Quién sostiene a los orfanatos? ¿Con qué propósitos? Los testimonios recogidos hablan de la ayuda humanitaria, el interés por la educación de los niños y otras razones. Muchos de los orfanatos reciben donaciones de instituciones y personas del extranjero que luego adoptarán a los niños. Según una “regulación tarifaria” en circulación, un particular cotiza unos 1000 dólares mensuales al orfanato, hasta abonar al establecimiento 10.000 dólares al momento de la adopción.
Además del encierro, las condiciones de estadía son en muchos casos gravísimas. Basta ejemplificar con un orfanato que debió ser cerrado por las autoridades luego del macabro hallazgo tras una denuncia: entre los innumerables daños padecidos por sus niños, se encontró una beba de cinco meses con su orejita y piernas roídas por las ratas. En este contexto, son escasas las iniciativas de prevención de la separación, las ayudas a las familias de origen para que puedan sostener la crianza de sus hijos. No nos referimos a la ayuda de sobrevivencia alimentaria y sanitaria, sino al fortalecimiento integral de las familias y comunidades para su autonomía. También son casi inexistentes las posibilidades de inclusión en cuidado alternativo de tipo familiar: la falta de programas de acogimiento para cuando se hace necesario el cuidado alternativo.
En resumen: el rango de respuestas que debería estar disponible para la prevención de la separación, el cuidado alternativo de tipo familiar y la institucionalización como último recurso, además de los programas de re integración familiar y comunitaria, son cuestiones pendientes para los niños y niñas de este país. La adopción internacional está en el centro de la escena y de las preocupaciones de la “ayuda” internacional: entendemos que hay un sobredimensionamiento de esta figura que puede ser válida y necesaria para algunos pequeños, pero en proporciones mucho menores que la cantidad de niños y niñas que podrían ser reintegrados con apoyo a sus familias de origen y extensas. Además de ahorrarles el trauma del alejamiento de sus comunidades y país de origen. Numerosos ejemplos demuestran el fracaso de la salida de niños al extranjero cuando no responde al principio de subsidiariedad ni está inspirada en el interés del niño. Ante la “premura” por la salida de los niños, no se aseguran mecanismos de preparación, ellos vuelven a ser victimizados: las “devoluciones” de niños haitianos y su inclusión en orfanatos fuera de su país de origen son el resultado de esta equivoca política “de ayuda internacional”. No es propósito de este Editorial abundar en esta cuestión, pero no es posible obviarla en el cuadro que pretendemos describir.
La necesidad de profundizar y establecer marcos regulatorios, con perspectiva de derechos humanos, es una deuda. Una muestra de ello es la pendiente Ratificación del Protocolo contra la pornografía infantil, teniendo en cuenta la extrema vulnerabilidad y riesgo de ser sometidos a la trata y al tráfico que padecen los niños y niñas en este contexto.
En el trabajo realizado por Relaf en Haití, ordenado en una agenda preparada conjuntamente con las oficinas regional y nacional de Unicef, y el gobierno, compartimos actividades con niños y niñas, realizamos visitas a instituciones, talleres con operadores de los orfanatos, reuniones con decisores, un Seminario de formación y un taller para la planificación de las adecuaciones. Lo primero a destacar es la enorme capacidad de articulación y entendimiento que tienen tanto las líneas técnicas como los decisores de las mencionadas organizaciones. El organismo de gobierno –ISBR- y el de cooperación internacional –Unicef-, demuestran algo no dado naturalmente ni siempre presente: la confraternización y capacidad de trabajo conjunto. Luce la capacidad y compromiso, además del conocimiento en la materia de sus jefes y equipos.
El rol de los donantes particulares e institucionales es, por lo descripto más arriba, decisivo. Por haber compartido algunas conversaciones con grupos de misioneros estadounidenses y de otros países en Haití, conocemos que además de apoyar los orfanatos, también se encuentran algunas incipientes iniciativas de padrinazgos. Esto representa apoyar a niños y niñas que permanecen con sus familias con sumas de dinero mensual que se destinan a la educación y manutención, promoviendo así la autonomía y preparación de los niños y niñas. Para estos proyectos de ayuda, la actividad de la misión en Haití no se reduce a la visita a los hogares, sino que este tipo de misioneros comparten con sus ahijados periódicamente unos días de visitas y convivencia.
Para finalizar, debemos destacar la inspiración que los propios niños producen. Por haber compartido actividades con los niños y niñas que están en los orfanatos, conocemos su enorme fuerza, potencial y el deseo que albergan de un futuro mejor no solo para ellos sino para todo su país. Para muestra, compartimos el dibujo de un niño de ocho años producido en nuestros talleres.
Entonces, volvemos a la pregunta inicial, ¿cuál es la ayuda que los niños y niñas de Haití necesitan de todos nosotros?
1. http://datos.bancomundial.org/pais/haiti , consulta 26 de junio de 2012.
2. Según la proyección oficial del ISBR, junio de 2012.
3. Documento Latinoamericano Relaf, Niños, niñas y adolescentes sin cuidados parentales en América Latina, 2010.
4.
Tasas obtenidas relacionando la población menor de edad, con la población en instituciones. Elaboración propia.
5. Citamos en este Editorial diversos testimonios recogidos en trabajo de campo, junio de 2012.
Red Latinoamericana de Acogimiento Familiar
Dirección postal: Calle 25 de Mayo 158, PB Oficina 22,
1010 Cap.Fed., Buenos Aires, Argentina
Tel. (00 54 11) 4342 7672 / e-mail: info@relaf.org / Web: www.relaf.org
Del 16 al 21 de junio, Relaf estuvo en Haití participando de diversas actividades. Entre ellas, la validación idiomática y la aplicación de la edición en francés de la Versión Amigable para niños de las Directrices de Naciones Unidas sobre las Modalidades Alternativas de Cuidado. Para eso, la Red, IBESR y la oficina de Haití de UNICEF, llevaron a cabo un taller con niños, niñas y adolescentes.
Reunidos en la sala de conferencias del Ministerio de Acción Social y Trabajo, los participantes se dividieron en grupos de acuerdo con sus edades y realizaron actividades lúdicas coordinadas por Geslet Bordes, de Unicef. Los más pequeños, de entre 8 y 10 años, trabajaron con técnicas plásticas para realizar dibujos a partir de contenidos de la Versión Amigable. Los mayores de 12, en tanto, trabajaron en subgrupos leyendo y debatiendo los capítulos de la publicación.
Luego, se pasó a un plenario conjunto, en el que se desplegaron las opiniones y preocupaciones de los niños y adolescentes presentes. Entre los puntos abordados cabe destacar el pedido de los niños de que los adultos responsables trabajen con las Versiones Amigables (algo que Relaf ya tenía previamente acordado) y el deseo de que todos los niños y adolescentes tengan la oportunidad de conocer y trabajar, al igual que ellos, con las publicaciones. También, se trabajó sobre la problemática de la institucionalización en función de ciertas preocupaciones existentes, como el maltrato que en ocasiones reciben en los orfanatos, lo cual fue abordado por la autoridad local dando orientación a los niños sobre qué es lo que deben hacer en esas situaciones y quiénes los pueden ayudar.
Escuchar a los niños es una de las claves para poder mejorar la protección de sus derechos. En este Taller, se concretó la participación con la Versiones Amigables como herramienta, con un importante trabajo de articulación entre Relaf, IBESR y Unicef.
En el marco de la visita de Relaf a Haití, se realizó la actividad de validación de la edición en francés y la aplicación de la Versión Amigable para adultos de las Directrices de Naciones Unidas sobre las Modalidades Alternativas de Cuidado de los Niños. El encuentro para operadores contó con una instancia de presentación, a cargo de Geslet Bordes de Unicef, y con exposiciones de Nadine Perrault y Ann LInnarsonn, de Unicef, y Matilde Luna y Daniel Moreira, de Relaf.
Con una cantidad de participantes muy importante, se realizaron dos Talleres de más 30 personas cada uno provenientes de 32 orfanatos. Se contó con la presencia de quienes desempeñan distintas actividades en las instituciones de cuidado residencial: directores, administradores, trabajadores sociales, educadores, animadores, entre otros. En ambos Talleres, se conformaron cinco subgrupos para trabajar diversos apartados de la Versión Amigable de las Directrices. Al cierre de cada turno, se realizaron puestas en común, en las cuales surgieron interesantes observaciones y propuestas.
Mencionamos a las organizaciones participantes: Wayom timoun, Amer haitien bon zanmi, L'amour du bon berger, Haiti chritian orphanage, Projet papillon, Foyer bon samaritain, Kay Jeshua, Village d'enfants sos, Enfant haitien mon frere, Maison des anges, Yahweh jire, Foyer l'escale, Cad, Foyer d'espoir pour les enfants d'haiti, Love a child, Maison d'espoir, Comprehension de la bible, Les orphelines de la vallee du Jourdain, Calvary chritian family, His, Jardin bethel de Dargout, Auberge de la fraternite, Maison d'enfants par la foi, Grace international, Orphelinat Rose Mina, Foyer des amis, Haiti enfant sauve misión, Lavi se riches, Bousol timoun, Etoile de Mounia, Au bonheur des enfants y Enfant Jesus.
Entre las reflexiones de los operadores, surgidas de trabajar con la Guía de estándares de las Directrices, cabe destacar la importancia de conocer la historia social y de vida de cada niño para brindar el cuidado necesario. También se mencionó el problema de la pobreza como motivo de exclusión y los obstáculos existentes en el país para revertir esa situación. En la misma línea, se observaron las dificultades para la transformación de las instituciones de albergue y la eliminación de los grandes establecimientos. Entre otras cuestiones, se valoró la generación de programas para apoyar a las familias de origen y favorecer la reinserción.
IBESR y Unicef organizaron en Haití el seminario “Derechos de los niños sin protección paterna”. Allí estuvieron los representantes de organismos oficiales y de la sociedad civil vinculados a la temática de niñez.
En las actividades de Seminario y el Taller de adecuación participaron:
ONGs:
Plan Haiti, Terre des Hommes Lausanne (Tdh), Terre des Hommes Italie (Tdh), International Rescue Committee (IRC), World Vision International (WVI), International Organization of Migration (IOM), ENPAK
Instituciones del gobierno haitiano:
Ministerio de Educación; Ministerio de Salud, Ministerio de Justicia, Ministerio de Asuntos Sociales, Instituto de Bien Estar Social e Investigación (IBESR), Defensoría del Pueblo (OPC), La Policía de Menores (BPM), Observatorio Nacional de la Violencia y la Criminalidad (ONAVC).
El seminario permitió abordar diversos temas. Arielle Villedrouin, directora de IBESR, se refirió a la necesidad de que la miseria no sea una razón para la separación familiar y a la importancia de trabajar en el fortalecimiento de las familias. Además, destacó como herramienta de trabajo a las Versiones Amigables de las Directrices de Naciones Unidas sobre las Modalidades Alternativas de Cuidado de los Niños, resaltando la importancia del material y su difusión en Haití.
Sobre la situación de Haití, se informó que son 32.000 los niños alojados en instituciones. Se advirtió también la contradicción con el número del Informe País realizado para Aldeas Infantiles en el año 2009, que hablaba de 187.000. En consecuencia, se advirtió la necesidad de contar con un Estudio en el país, trabajo que ya fue iniciado conjuntamente entre Unicef e IBESR. Otro de los puntos señalados fue el problema de los niños que se encuentran en situación de explotación doméstica dentro de familias, los niños “restavek”. Con respecto a los temas prioritarios para el país, se mencionó la reinserción, el fortalecimiento familiar, la prevención de la separación y el apoyo y sostén a las madres adolescentes.
Durante el seminario, Matilde Luna, líder del Proyecto Relaf, presentó un informe acerca del contexto latinoamericano, en el que contextuó las problemáticas que dan lugar a la privación de cuidados parentales y las estrategias de la región. Junto con Nadine Perrault, de Unicef, comentó luego las estrategias que ambas organizaciones están desarrollando conjuntamente, como la aplicación de las Versiones Amigables y la Iniciativa Regional para la erradicación de la institucionalización de niños menores de tres años con su prueba piloto en Chile.
En el contexto que describimos, y con los actores de sociedad civil, gobierno y Unicef convocados, se trabajó en la elaboración de un plan de trabajo, en el que participaron las organizaciones presentes en el Seminario antes mencionado.
Los ejes de trabajo para preparar una estrategia de adecuación, fueron los siguientes:
Todos los aportes y acuerdos, se establecieron con el fin de la adecuación progresiva del sistema. El compromiso de todos es muy significativo, en un contexto en el que hay mucho por hacer. La directora del IBESR solicitó el acompañamiento sostenido de Relaf y de Unicef regional, confirmándose la importancia de lo trabajado en esas Jornadas para la Institución que Arielle Villedrouin conduce con valentía y compromiso.
Posteriormente a todas las actividades, se realizó una reunión de evaluación con el representante y el deputy de Unicef Haití, Edouard Beigbeder y Stefano Savi respectivamente, y personal especializado de su oficina. La observación y la lectura que permite el haber escuchado a todos los actores involucrados –niños, operadores, decisores, técnicos- permiten avizorar la necesidad y oportunidad para dar pasos firmes en la adecuación. Aún en una situación muy compleja, los niños y los responsables se encuentran predispuestos a trabajar para mejorar el cumplimiento de todos los derechos de niñas, niños y adolescentes sin cuidado parental en Haití.
Esperamos que el compromiso de la Unicef regional y Relaf se pueda articular con el de otros actores en esta región.
Para realizar comentarios, aportes sobre estas actividades y propuestas, comunicarse a: info@relaf.org.